Vistas de página en total

viernes, 11 de enero de 2013

Color: Significado

EXPRESIVIDAD CROMÁTICA

Extraído de "Los Recursos Combinatorios" del libro: "El Grafismo Funcional" de Joan Costa


El proceso humano de integración de los estímulos que recibe del entorno —entre ellos, los mensajes bi-media (imagen-texto)— puede ser observado analíticamente, como en cámara lenta, en tres estadios:

1.  El estadio de la sensación implica que el ojo es atacado por unos sensa lumínicos, en nuestro caso un sensum lumínico-cromático:  la sensación del Color.

2.  El estadio siguiente es el de la percepción (el ojo es un radar) y el reconocimiento de la Forma (el ojo tiene memoria). Una «forma» es una estructura en el espacio —que a la vez que lo define, lo ocupa— una estructura que se debe aislar, separar de su contexto para hacerla inteligible (cosa que generalmente se hace inconsciente e instantáneamente). La estructura de la forma —cuando ésta no es tan sencilla como la de una esfera, un huevo o un cubo— implica cierta cantidad de complejidad. Por tanto, el hecho de focalizar y extraer mentalmente una forma de su contexto, y el de discernirla (suprimiendo la posible ambigüedad), es un acto del individuo; un acto más complejo que el de la sensación, de la cual, de hecho, no puede decirse que sea un acto del individuo, sino una acción externa, por encima de él.
La sensación impregna el espíritu:  Va de fuera a dentro.                                  
La percepción va de dentro a fuera: Hay una participación activa del sujeto.

Reconocer una forma quiere decir, indistintamente:  
a) Percibirla directamente en el entorno espacio-temporal al cual llamamos «la realidad»;           
b) Percibirla representada en una imagen, que es un fragmento congelado sobre el papel-soporte —y que también forma parte de lo real, aunque la ficción propia de las imágenes parece oponerlas a «la realidad»—.

3. El tercer estadio es el de la integración (el ojo es un aparato integrador) y supone la comprehensión —comprender y aprehender al mismo tiempo— de una información o de un mensaje. Si la «sensación» es el efecto del color, y puede llamarse «percepción» a la estructura formal de una imagen, luego el estadio de la «integración» es un «desciframiento», y puede ejemplificarse por la lectura secuencial de un texto y la extracción, el desciframiento de su significado. En este proceso que comporta los tres estadios mencionados, hay una progresión de la complejidad y, también, de la participación activa del individuo.

Así observamos que en el primer estadio la sensación óptica recibe una «información» inmediata; la sensación es ella misma instantaneidad, como el disparo del «flash» del fotógrafo.
En el segundo estadio se inicia la intervención de la atención por parte del individuo. La atención tiene diversos grados de intensidad, y se puede hablar de atención distraída, atención pasiva, atención interesada, atención activa: la exploración de la imagen o la lectura de un texto.
En el tercer estadio se reconoce, además de la atención, cierto esfuerzo intelectual para comprender y asimilar.
Este triple proceso comporta, por tanto, la colaboración progresiva del sujeto a partir de la sensación recibida. Esta participación creciente implica un esfuerzo de atención, un esfuerzo intelectual y una inversión de tiempo. La inversión temporal es más considerable en el tercer estadio (la lentitud que requiere el desciframiento semántico de un texto) que en el segundo (percepción de una imagen), y es prácticamente nula en el primero (sensación cromática).

Así pues hay una correlación absoluta entre:
1.  El estímulo: Colores, imágenes, figuras, textos.
2.  El nivel sensorial implicado: la sensación, la percepción, la atención, la integración.
3. La cantidad de tiempo necesario para captar, o para aprehender los diferentes estímulos-mensajes (que varían desde captar un color a leer un libro).
4. La información que cada estímulo-mensaje vehicula (impresiones psicológicas, valores estéticos, contenidos semánticos, conocimientos).
El mensaje imagen-texto reúne y combina los elementos gráficos en una unidad «gestáltica» que es el mensaje. A continuación, me referiré a uno solo de estos elementos, el menos conocido incluso por muchos que lo utilizan: el Color.

LAS FUNCIONES Y VARIABLES DEL COLOR EN EL DISEÑO
En este semantograma se muestran las tres funciones del Color y sus variables.
La primera función de REALISMO (decreciente) se vincula con la representación del mundo que llamamos «la realidad»: es la actitud extravertida del individuo hacia su entorno espacio-temporal y objetual.
La segunda es la función CANSMÁTICA que remueve cierto «inconsciente» en los individuos mediante la proyección de los colores en el psiquismo. De esta propiedad se han construido unos códigos «simbólicos» pertenecientes a ciertas castas, corporaciones e instituciones y que son sostenidos por la tradición.
La tercera es la función UTILITARIA que incluye los diferentes códigos cromáticos artificiales. Su origen se encuentra en la heráldica —que hereda el lenguaje simbólico, el cual a su vez proviene del psicológico—. Otra variable está determinada por la normalización funcional del uso señalético, el cual pasa de la señalización del espacio a un cometido similar en el mensaje gráfico bidimensional. La última variable no es una codificación, sino una abstracción, que consiste en el paso de la norma a lo arbitrario y a la imaginación creativa

LAS APORTACIONES DEL COLOR A LA COMUNICACIÓN VISUAL
Este ensayo pretende estudiar las diferentes capacidades expresivas del Color y caracterizarlas de manera que sean perfectamente identificables y, por tanto, utilizables en la práctica por diseñadores, maquetistas, ilustradores, coloristas, fotógrafos y visualistas.
No obstante esto, «el lenguaje de los colores», es decir, sus funciones y variables, es tan rico y complejo que imposibilita fijarlo en una clasificación; al mismo tiempo que es difícil, siempre es peligroso intentar delimitar con demasiada rigidez cada una de las categorías funcionales que definiremos a continuación. El Color y su fenomenología constituyen un mundo de sutilezas aún poco conocido.
Sin embargo, es necesario hacer algunas consideraciones conceptuales antes de seguir adelante. En primer lugar, el color dentro del mundo que nos rodea, es sustancia lumínica y, ciertamente, no está parcelado o separado de las cosas, sino que es percibido simultánea e indiscriminadamente de la forma, ya que todo lo que nos rodea «tiene color». En segundo lugar, aquello que nos autoriza decididamente a «categorizar» los colores surge de una actitud pragmática del visualista, toda vez que diseñar comporta utilizar colores y, por tanto, aplicar intenciones comunicativas. Estos usos e intenciones no siempre están relacionados con «la realidad de los colores en la percepción del mundo visible», sino con una voluntad estética. (Es necesario comprender la diferencia que hay entre la percepción del mundo y la percepción icónica).
Esto significa que el color, ahora, ya no está considerado como una sustancia lumínica, sino como materia. El Color así considerado es un elemento de la plástica y la gráfica, en el mismo sentido que lo son las Formas, las Imágenes y el Texto. En definitiva, elementos todos ellos que serán objeto de combinatorias y manipulaciones expresivas, que es la función propia del diseñador.
Dicho esto, es necesario que examinemos el esquema. En él mostramos las funciones y variables del color. Este esquema arbóreo tiene tres grandes ramas que se abrirán en diferentes ramificaciones:


1. EL COLOR DENOTATIVO
Vinculado al mundo de la representación de lo real. Sus variaciones van de más icónico o realista a más saturado, y de más sobre saturado a más fantasioso.
2. EL COLOR CONNOTATIVO
Que evoca el mundo de los valores psicológicos, de la sensación sobre el espíritu. Sus variables son la psicología y la simbólica.
3. EL COLOR ESQUEMÁTICO
Que es el campo de los códigos de la funcionalidad, y también de lo arbitrario y lo espontáneo. Lo he clasificado en las variables: emblemática, señalética.
Aquello que determina la lógica de esta clasificación de los colores es, de hecho sus aptitudes principales: representación o realismo, emotividad o carisma, funcionalidad y codificación.

1. EL COLOR DENOTATIVO
    El Mundo de la Representación
Cuando el color es utilizado en su capacidad de representación figurativa, esto es incorporado a las imágenes realistas de la fotografía o la ilustración, se está tratando el color como atributo natural de las cosas: el Color como atributo de la Forma realista.
En las tres gradaciones de esta primera categoría del color -icónico, saturado y fantasioso- se reconoce siempre la iconocidad de la Forma. Esta es su arquitectura figurativa. Si en el primer grado el color es (o pretende ser) realista, en el segundo exaltado y en el tercero ya no hay ni fidelidad ni exageración: hay modificación, alteración cromática, pero no la alteración de la forma subyacente.

1.a. EL COLOR ICÓNICO


La expresividad cromática ejerce aquí una función de aceleración identificadora, que corresponde al hecho empírico de que «cada cosa tiene su color» y por medio de este se pueden identificar mejor: la vegetación es verde, el cielo es azul, los labios son rosados.
El color es un elemento esencial en la imagen realista (aunque curiosamente, la historia de la imagen técnica con la fotografía, el cine, la televisión y la imprenta, empezaron sin color y uno tiene el sentimiento que el olor es un progreso técnico, es decir un artificio que le ha sido añadido después. La forma incolora aporta poca información en el desciframiento inmediato de las imágenes imitativas, porque imitativas, porque produce ambigüedad. Por ejemplo, si obtenemos una fotografía en blanco y negro de diferentes objetos esféricos de tamaño similar y contraste parecido (frutas, pelotas, bolas, etc.), veremos que se le exige a un espectador corriente, un cierto tiempo y esfuerzo intelectual para «leer» estos objetos en imagen. La adición de su color natural acentúa el efecto de realidad: hace las figuras más fácilmente identificables y aumenta la inteligibilidad global de la imagen. Así, el color ejerce una función de realismo que se superpone a la forma de las cosas: una naranja es más real reproducida en color naranja.
En otro nivel, vinculado asimismo a la representación, situaremos la escala de iconocidad cromática correspondiente a la función hiperrealista del color. Ya no se trata solamente de contribuir a la identificación de lo representado (primer estadío de la percepción), ni a la inteligibilidad de las imágenes. En este nivel, el color se hace más detallista y más preciso, y en combinación con la textura microscópica de las cosas representadas (y no sólo con su forma) o reforzado por la acuidad del objetivo fotográfico opera una sensualización de la imagen. La superficie aterciopelada de un melocotón, el poro de la piel y el vello a contraluz, las gotas heladas deslizándose sobre el cristal helado de una copa, son efectos de realidad puestos en primer plano expresivo con el refuerzo del color “tal como es”, está dotada de fuerza sugestiva que apela a los diferentes registros de la sensación óptica y a una cierta tactilidad, emerge entonces la fascinación en la contemplación de las imágenes.

1.b. EL COLOR SATURADO


Una segunda variable del color denotativo o realista es el color saturado. Se trata de un cromatismo exaltado de la realidad, más brillante y por eso más pregnante. Los colores son ahora más densos, más puros, más luminosos y contrastados en la imagen que en realidad. Ello obedece a la necesidad creada por la fuerte de las imágenes que nos asedian, donde la exageración de los colores, artificializándolos, forma parte del triunfo de las imágenes con espectáculo visual en nuestro entorno cotidiano.
El cine, la fotografía, la ilustración, la televisión, los carteles, los embalajes, etc., ofrecen una imagen cromática exaltada y alterada del mundo, como si esta euforia fuera una parte esencial de la “fotogenia”. Los ilustradores, fotógrafos y compaginadores recurren a este artificio porque el mundo es más atractivo en colores brillantes. El color fiel y sus sutilezas apenas interesa; como los paladares saturados buscan fuertes contrastes, los ojos buscan un cromatismo exaltante donde la imagen supera en incitación a la misma realidad.
A partir de este nivel de la denotación cromática saturada, se va estableciendo en la conciencia del espectador, la idea “lo que es real” –reproducción icónica- y la idea de lo que ha sido enfatizado, como siendo dos cosas que aunque dependientes en su esencia, se empiezan a sentir como diferentes. Los ejemplos más claros de esta exaltación triunfante del color figurativo se encuentran sin duda en la imaginería de la persuasión publicitaria.

1.c. EL COLOR FANTASIOSO


Anotemos finalmente otro matiz de la denotación cromática realista, en el que la fantasía o la manipulación emerge como una nueva dimensión expresiva. Pensemos en las fotografías solarizadas o coloreadas a mano, en las que no se altera la forma, pero sí el color. Empieza aquí una manipulación creativa que abre un campo más amplio de la libertad en la misma medida que el color renuncia a reforzar el efecto de la realidad de las imágenes, con el fin de contradecirlo: es la estrategias de la ambigüedad. Hay un choque, una paradoja que, llevada al extremo, el color contradice la forma de la que él mismo depende. La forma permanece mientras el color se altera, he aquí uno de los principios del surrealismo y del grafismo fantástico.
A veces, la forma se hace irreconocible por la trasgresión operada por el color, el cual toma el camino inverso al de la visión de la realidad: el color ya no es una realidad sensible prisionera de la forma, sino una cualidad de la imaginación que se independiza de la representación fiel del mundo empírico. La forma permanece, a veces semioculta detrás de la plenitud cromática, y el color entra en esta dialéctica acabando por introducir indeterminación entre lo que dice la forma y lo que dice el color; entre el goce del color por el color y el reconocimiento -no siempre fácil- de la forma subyacente.

2. EL COLOR CONNOTATIVO
    El Mundo de las Evocaciones Psicológicas
Antes he aislado, para su análisis más precioso, las variables del color "denotativo" en función de la imagen: aquel color que incorpora un mayor realismo para la identificación de los objetos representados, según la percepción empírica del mundo. Tratemos ahora de su opuesto: el color connotativo.
Precisamente por esa capacidad de connotación el color incorpora aquella clase de valores que no están presentes en la realidad visible ni en sus imágenes más pretendidamente realistas. La connotación es la acción de factores no descriptivos, no explícitos, sino precisamente psicológicos, simbólicos o estéticos, que suscitan un cierto "clima" y corresponden a una "subjetividad universal".
De una manera general, la connotación cromática es la expresión que - en algún grado subyace en todo cuanto se presenta a los ojos bajo forma coloreada. Es una propiedad del color ambiente (más de la forma) que se encuentra tanto en un entorno real determinado como en las representaciones abstractas, en los signos, en la compaginación y en todas las manifestaciones gráficas coloreadas. La connotación es el componente estético, y es por eso que afecta no tanto a los mecanismos de la percepción icónica como a las sutilezas perceptivas de la sensibilidad.
Tanto en su vertiente psicológica como en la simbólica - que son las dos variables del color connotativo - éste provoca sensaciones internas. Estas sensaciones que podríamos llamar como reservas "universales", ya que fueron estudiadas por Goethe en 1805, si bien las dos variables, psicológica y simbólica, proceden de lo que comúnmente se llama "el lenguaje de los colores".
A propósito de esta expresión, que ha obtenido un eco evidente en el hable popular - "el lenguaje de las flores", "de los sabores", "de los ojos", "de los gestos", etc. - cabe señalar que contiene más sabiduría de lo que aparenta. "El lenguaje de los colores" significa, sencillamente, sino que también pueden hablar y por supuesto mentir. Significa que los colores tienen un código y que por consiguiente cada color es un signo que posee su propio significado. Algunas veces este código es herencia de los antiguos o de la tradición: otras veces se trata de un código convencional, creado para un uso inequívocamente funcional.

2.a. EL COLOR PSICOLÓGICO


El color es percibido aquí ya no por el reconocimiento de la forma que lo encierra, sino como una emanación del mundo, y por extensión, del mundo de las imágenes. Es, por ejemplo, la impresión que uno experimenta en un entorno determinado: un pequeño o un gran habitáculo, un espacio abierto, natural o artificial, un espléndido salón. Las diferentes expresiones que emanan del ambiente son el efecto del color, y pueden ser de calma, de recogimiento, de plenitud, de alegría, de opresión o de violencia (psicodelia).
En las imágenes, el color psicológico se concentra y es sentido como una atmósfera o un clima que impregna toda la escena tiñendo el color particular de cada cosa y causando una impresión global que invade el espíritu.
La psicología de los colores, como he dicho, fue ampliamente estudiada por Goethe, quien había magnificado el efecto íntimo del color sobre los individuos. Las connotaciones psicológicas del color son en general familiares, aunque incluso en Goethe, no haya sido científicamente consideradas por tratarse de un terreno impreciso, variable e influenciado por factores culturales.

El blanco, como el negro, se hallan en los extremos de la gama de grises. Por eso, ambos tienen un valor límite, también un valor neutro (ausencia de color) y un valor latente capaz de potenciar los otros colores vecinos.
El Blanco expresa paz y pureza; crea una impresión luminosa de vacío y de infinito, pero un espacio que contiene una vida y un futuro latentes, positivos: el blanco es el "fondo" universal de la comunicación gráfica.
El Negro es por oposición al blanco, el símbolo del silencio, de lo eterno e impenetrable. Es un color sin resonancias, pero que contiene nobleza y elegancia, sobre todo cuando es brillante.
El Gris es el "centro de todo", como diría Klee. Ocupa el espacio central entre los colores -límite de la escala-. Pero es un centro neutro y pasivo, que simboliza la indecisión y la ausencia de energía. El gris expresa una duda y una melancolía.

Hasta aquí me he referido a unos colores que no son y no están en el espectro solar: los físicos han demostrado que el Blanco y el Negro no son colores, sino luz y ausencia de luz. Los colores están representados en el Círculo Cromático del espectro solar. En este círculo no hay inicio ni fin, porque hay un orden natural de los colores, es decir un lazo íntimo entre el precedente y el siguiente: entre todos ellos y su continuidad forman el círculo, es decir, un lazo íntimo entre el precedente y el siguiente: entre todos ellos y en su continuidad forman el círculo. Así partiendo del Amarillo y progresando por el Naranja, el Rojo Violeta, el Azul y el Verde, se regresa necesariamente al Gris se agotan al situarlos, sencillamente, entre los extremos del blanco y negro. Si se quiere progresar a la inversa -del Negro al Blanco-, ya no se puede volver al Negro: tendrá que rehacerse el camino a la inversa por ser un camino lineal.
Simbólicamente, el Blanco y el Negro, con sus gradaciones de Gris, son el "color de la lógica" y de lo esencial: la forma. Pasemos ahora al Círculo Cromático y sus significaciones principales según el punto de vista psicológico.

El Amarillo es el color más luminoso, más cálido, ardiente y expansivo. Es el color del sol, de la luz y del oro, y como tal es violento, intenso y agudo hasta la estridencia.
El Naranja, posee una fuerza activa, radiante y expansiva. Tiene un carácter acogedor, cálido, estimulante y una cualidad dinámica muy positiva y energética.
El Rojo significa la vitalidad, es el color de la sangre, de la pasión, de la fuerza bruta y el fuego. Color fundamental, ligado al principio de la vida, expresa la sensualidad, la virilidad y la energía, es exaltante y agresivo. El rojo es símbolo de la pasión ardiente y desbordada, de la sexualidad y el erotismo.
El Azul es el símbolo de la profundidad, inmaterial y frío, suscita una predisposición favorable. La sensación de placidez que provoca el azul es distinta de la calma o reposo terrestres, propio del verde. En el azul, la profundidad tiene una gravedad solemne. Cuanto más se clarifica, pierde atracción y se vuelve indiferente y vacío. Cuanto más oscurece más atrae hacia el infinito.
El Violeta (mezcla de rojo y azul) es el color de la templanza, de la lucidez y de la reflexión. Es místico, melancólico y podría representar también la introversión. Cuando el violeta deviene al lila o morado, se aplana y pierde su potencial de concentración positiva. Cuando tiende al púrpura proyecta una sensación de majestad.
El Verde es el color más tranquilo y sedante. Evoca la vegetación, el frescor acuático y el mundo natural. Más el color de la calma indiferente: no transmite alegría, tristeza o pasión. Cuando algo reverdece suscita la esperanza de una vida renovada, de ahí la asociación "verde-esperanza". El Verde que tiende al Amarillo, cobra una fuerza activa y soleada.
El Marrón es un color masculino, severo, confortable. Es evocador del ambiente otoñal y da la impresión de gravedad y equilibrio. Es el color “realista” de la tierra que pisamos.
Entre los usos funcionales del color psicológico, debemos mencionar su aplicación a los ambientes de trabajo en fábricas y oficinas. Un código de colores suaves, relajantes y también estimulantes, se aplica de modo bastante normalizado para crear ambientes frescos o cálidos.

2.b. EL COLOR SIMBÓLICO



Si el color psicológico es una sensación, se comprenderá que éste apela a la percepción sensitiva, que es un modo de conocimiento diferente pero complementario de la percepción racional. Por su parte el color simbólico, tan ligado a la psicología, constituye a diferencia del anterior, una codificación. En este sentido ha pasado de ser un fenómeno sensitivo, espontáneo y generalizado a ser un fenómeno cultural.
Sabemos que un símbolo es un elemento sensible que está en lugar de algo ausente, y que no hay entre ambos relación causal. Hay relación convencional. El simbolismo de los colores se extiende en campos muy diferentes, desde la literatura y la poesía, la moda, el folklore, y la etnografía. Las religiones y las civilizaciones, desde el arte tibetano a los indios de América han hecho uso muy intencionado del color. En otro campo bien distinto: el de los colores de los equipos deportivos obedecen a un simbolismo, se decir pretenden contener un mensaje concreto.
Para explicar la codificación simbólica de los colores, tomaremos el ejemplo de la liturgia católica, donde se puede apreciar tanto la vertiente psicológica como la convencional:
El Blanco representa aquí la pureza y la luz, expresa la alegría y la inocencia, el triunfo, la gloria y la inmortalidad. Se emplean en las fiestas del Señor, de la Virgen, de los santos ángeles y de los confesores en las ceremonias nupciales. El Rojo simboliza el fuego, la sangre y el amor divino. El Verde significa esperanza, los bienes que han de venir, el deseo de la vida eterna, es el color propio del año eclesiástico y de gran número de fiestas. El Negro representa el luto y se reserva para las misas de difuntos y el Viernes Santo. El Violeta es la enseñanza de la penitencia. Se emplea por el adviento, en cuaresma, en vigilias, etc. Además de estos 5 colores litúrgicos, se utiliza también el Amarillo, para la fiesta de San José y el Azul color del cielo, para la fiesta de los ángeles.
Este ejemplo pone de manifiesto los lazos simbólico y psicológico que vinculan ciertos colores con algunos significados determinados. Si cambiamos ahora el contexto y pasamos a considerar el uso de los colores que hace la iglesia anglicana, nos damos cuenta que los mismos colores significan cosas diferentes de las anteriores:
Rojo: caridad, mártires de la Fe. Verde: contemplación, bautismo. Azul: esperanza, amor de las obras divinas, sinceridad, piedad, paz, conciencia, prudencia cristiana, amor a lo bello. Amarillo: los confesores. Púrpura: dignidad de la justicia. Oro: gloria, potencia. Gris: tribulaciones.
Los colores simbólicos se utilizan en publicidad, en el diseño de embalajes y de identidad corporativa, es decir, en el terreno concreto de la funcionalidad comercial.
Siguiendo los principios psicológicos, el Rojo Coca Cola se asocia a la exaltación y la vitalidad (recordemos “la chispa de la vida”); el Amarillo Kodak significa luz; el Azul de Ciba-Geigy evoca la calma y la higiene.
Estas consideraciones relativas a una simbólica ya claramente funcionalizada en el mundo del consumo, nos aproximan a la tercera dimensión del color: el color “Esquemático” donde veremos que la variable “Emblemática” ya fue de hecho un simbolismo cromático funcional.

3. EL COLOR ESQUEMÁTICO
    Mundo de los Códigos y de lo Arbitrario
Si esquematizar es simplificar la multiplicidad de rasgos de un sujeto, hasta obtener una síntesis, admitiremos que el color se puede extraer de su contexto, por ejemplo icónico o denotativo, con sus matices, medias tintas, valores, claroscuros, efectos de relieve, texturas, etc. y llevarlo al estado “puro”. Esto significa dejar de considerar el color en su cualidad física (luz coloreada) y transformarlo en cualidad química (materia cromática).
El color deviene así en una propiedad autónoma, una materia utilizable para los objetos de diseño y los mensajes gráficos. El Color Esquemático es material manejable, combinable infinitamente con todos sus tonos y matices, pero siempre color plano, porque se extiende sobre la bidimensionalidad del soporte gráfico o la superficie de los objetos tridimensionales del diseño industrial.
La tercera categoría del mundo gráfico de los colores es la esquematización. Si se esquematizan las formas, hasta regresar a los modelos paradigmáticos de la geometría elemental (cubismo) también se esquematizan los colores hasta reencontrar su valor como sustancia cromática. La primera variable del color esquemático se identifica con su función emblemática.
Si la psicología de los colores y también su simbolismo definen un mundo de sensaciones – un mundo que se percibe por la sensibilidad más que por la razón – el color emblemático es resultado de un código integrado en la cultura de amplios conjuntos sociales.
El color esquemático, en el sentido funcional que orienta esta obra, proviene de la heráldica, en la época de las armaduras, donde el color “distintivo” de los escudos permitía identificar a los caballeros entre la multitud. La heráldica tomó un gran auge en la Edad Media, con el uso de escudos y blasones, cuando fueron establecidos los cinco colores o esmaltes principales y otros colores llamados “de figuración”: al Azul Cobalto puro, el Rojo vivo, el Verde, Púrpura y el Negro. Otros dos colores completaban los anteriores: el Oro y la Plata que generalmente eran los colores del propio metal. También se incluyeron el Naranja y el Marrón.
El simbolismo del Azul era la lealtad, la justicia, la fidelidad, la buena reputación y la nobleza. El Rojo significaba el amor, audacia, valor, coraje, cólera, crueldad. El Verde era el honor, la cortesía, el civismo, la esperanza y el vigor. El Púrpura representaba la fe, la devoción, la templanza y la castidad. El Negro era el luto, la aflicción. El color Dorado significaba la sabiduría, el amor, la fe, las virtudes cristianas y la constancia. El Plata o el Blanco simbolizan la prudencia, la inocencia, la verdad, la esperanza y la felicidad. El Naranja era la inestabilidad, el disimulo y la hipocresía. El Marrón era el símbolo de la penitencia, la traición y la humildad.
Los colores de las naciones, escudos y banderas, tienen también orígenes perdidos en el tiempo, y siguen la misma lógica del color puro, plano y saturado. Las señales de tránsito se basan asimismo en el principio del color esquemático.

3.a. EL COLOR EMBLEMÁTICO:



Sabemos que un emblema es una figura que ha sido codificada para su uso social; el emblema está muy extendido y así se incorpora a la cultura cotidiana junto con su repertorio de signos utilitarios. Los colores emblemáticos conservan sus significados por medio de la tradición.
Los colores de los cinco aros olímpicos son emblemáticos, la Cruz Roja, las banderas nacionales y los colores institucionalizados de los uniformes, etc, también. Si antes hemos reconocido un verdadero simbolismo “psicológico” en los ejemplos del uso religioso del color, ahora podemos reconocer un simbolismo práctico, utilitario creado bajo el espíritu corporativista, para ayudar a identificar y memorizar, a través del emblema cromático, las organizaciones, los servicios públicos y las instituciones del entorno social.
El grafista hace uso a menudo de los colores emblemáticos, por ejemplo, cuando utiliza o imita una fotografía antigua con sus colores sepia, envejecida por el tiempo, o cuando incorpora elementos cromáticos indicadores de una nacionalidad concreta a un anuncio o un embalaje de productos italianos como pizzas, pastas, etc. Algunos colores codificados se han convertido en emblemáticos debido a la institucionalización de que han sido objeto como es el caso de la “etiqueta negra” que designa una cualidad especial en ciertos productos de consumo, o el color verde incorporado a un paquete de tabaco expresado como “mentolado”. Los colores del camuflaje militar aplicados a  la indumentaria corriente y los objetos de uso de los años setenta, es otro ejemplo de una adopción emblemática llevada al campo de la moda.

3.b. EL COLOR SEÑALÉTICO:



Hemos visto que cuando se emplea en su máxima o pureza, sin matices ni gradaciones, el color esquemático ya no está  al servicio de la fidelidad icónica, (reproducir las cosas con su color) con la complicidad de una fina trama tipográfica prácticamente invisible, tampoco ejerce una sensualización de la imagen fotográfica –fotorrealismo- con el concurso del detalle microscópico, ni actúa en el registro connotativo de la percepción psicológica y la simbólica del color.
Ahora la variable Señalética extrae del color toda su potencia esquemática, toda su pregnancia, para convertirse en la base del repertorio sígnico de un código fuertemente sensitivo: el Código Señalético.
Esta variable del color se aplica exactamente para “señaliza”, es decir, incluir señales al mensaje gráfico para centrar la atención en determinados puntos, clave que obedece a una estrategia muy precisa del diseñador.
El Color Señalético tiene la intención de conducir la mirada estableciendo una “puntuación”, tan pronto se aplica al espacio de acción de los individuos como a los objetos, la indumentaria, la decoración y la cosmética porque tienen el objeto de señalizar determinados puntos en el rostro que hacen cautivos los ojos del contemplador.

El Color Señalético es el «color-materia» en su expresión autónoma, tal como lo hallamos en un bote de pintura, en las tintas de imprenta o en las muestras de color de los fabricantes de plásticos. También se trata del «color-señal», tal como se presenta en el trazado de las líneas de las autopistas, en los semáforos o en la pintura de las instalaciones industriales: tubos, recipientes, conductores eléctricos y de gases, de líquidos, etc. Los colores de base de seguridad de la industria son:
Amarillo  — Peligro
Rojo — Parada absoluta. Material de incendio
Verde — Vía libre. Puntos de socorro
Blanco y Negro se utilizan para trazar recorridos
Azul para atraer la atención; son los colores secundarios de la seguridad

En el diseño, el Color Señalético se presenta en su máxima intensidad y mayor contraste.
Recogeremos aquí las conclusiones de los estudios que han llevado a cabo Lo Duca y Enel:

a) La visibilidad de los colores decrece cuando se asocian con otros colores (contigüidad)

b)  El impacto de los colores se clasifica por el siguiente orden:

Negro sobre Blanco / Negro sobre Amarillo / Verde sobre Blanco / Blanco sobre Rojo / Rojo sobre Blanco / Amarillo sobre Negro / Blanco sobre Azul / Blanco sobre Verde /Rojo sobre Amarillo / Azul sobre Verde / Blanco sobre Negro / Verde sobre Rojo


c)  La visibilidad en función del tiempo es la siguiente:


  • Rojo, visible en 225/10.000 de segundo
  • Verde, visible en 371/10.000 de segundo
  • Gris, visible en 434/10.000 de segundo
  • Azul, visible en 598/10.000 de segundo
  • Amarillo, visible en 963/10.000 de segundo
d)  El Naranja posee una visibilidad excepcional.

CONCLUSIONES SOBRE DEPENDENCIA Y AUTONOMÍA DEL COLOR
El Color, en diseño y la comunicación visual, es una «materia» que puede aplicarse de acuerdo con los principios de las variables de la iconicidad de la forma. El color aporta una gran fuerza de convicción tanto en la imagen hiperrealista como en la realista. En las imágenes figurativas, de un grado de iconicidad o de fidelidad más débil, el color acentúa esta voluntad de independencia expresiva.
El color es un soporte de resonancias psicológicas en las «impresiones» que se quieren suscitar en el receptor: Crea «estados de espíritu» más allá de las representaciones figurativas.
En el mundo de los códigos —que constituyen un «lenguaje» de la funcionalidad—, los colores son tan emblemáticos como la forma misma —si no lo son más—. Cuando se trata de puntuar un mensaje, un espacio o unos objetos del entorno, el color se transforma en «señal» (apelación óptica sin contenido semántico propio, sino codificado).
Las representaciones esquemáticas o plásticas hallan en el color un campo abierto a la creatividad, y ya sabemos que la creatividad es ejercicio de la libertad.
Con todo, sin embargo, la sensación y la percepción humanas son un fenómeno unitario de integración. Esto quiere decir que la clasificación funcional del color que he hecho aquí para uso de diseñadores, visualistas y estudiosos es, de hecho, una disección de acuerdo con los diferentes niveles de la intencionalidad expresiva en el universo de la comunicación visual. Al ser unitarias la sensación y la percepción, se produce una reacción débilmente discriminatoria para la vista —debilidad también frecuente para la razón—. 
Es por esto que la psicología y la simbólica del color se hallan siempre presentes, en intensidades variables, en cualquier mensaje con color. Y también en el campo de conciencia de los individuos, que son sus destinatarios.
Debido a que el hombre es un ser psicológico que reacciona a los estímulos cromáticos, 
y también por la forma que el color ha sido usado a lo largo del tiempo en cada momento —de la magia a la religión y del objeto al arte y al consumismo—, es un elemento misterioso, un fenómeno circular característico que está presente en el Círculo Cromático. Como tal, nos conduce al mito del eterno retorno, lo cual es propio de la magia.